me recibia en la mañana energica
apostado ante la mira de ella
invisible a mis lamentos
solo el café y yo, me comprendía
como el perro con su cachorro
cercano y próximo al alma
el cantar de los pájaros se acercaba
como queriendo decir algo
un sorbo de café era mi respuesta
lo saboreaba chocando mis dientes
enrojeciendo mi vista, solo podía hacer
mas que eso, ella no me contemplaba
como yo quería, como yo quería
Arcadio del Jesús Rondón Polanco
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